La película los niños invisibles está
ambientada en los años 80 época En dónde está precisa Región del departamento
fue golpeada por uno de los desastres naturales más dañinos que haya podido
experimentar la población colombiana.
El país tiene una deuda histórica con
armero y el Tolima. Un territorio que precisa su propio espacio para la memoria
y la verdad.
No en vano, los territorios más
violentados y empobrecidos del país han sido símbolo de resistencia y
resarcimiento mediante el arte y la organización social. Esta obra retrata una
generación rural que en medio de las muchas formas que el conflicto ha tomado
en el país, sobreviven y sueñan.
Quizá hoy, en este espacio, sea
propicio recordar que los niños son máquinas de magia, bondad, espontaneidad,
inocencia y magia. Nunca han sido ni seràn máquinas guerra.
Unos niños que extasiados y
obnubilados por la posibilidad de poderse volver invisible, relato que
conocieron gracias a la narración y la tradición oral de su región, intentan
llevar a cabo un ritual para comprobar dicho prodigio y, sobretodo ver la niña
que amaban sin que ella los pudiera ver. Tras esta empresa se inventan miles de
pilatunas en dónde la coincidencia, el azar o la propia idiosincrasia dan la
posibilidad de que está utopía sea “materializada” pero a través de allí se
decanta una realidad social, económica y política, que se mezclan en las
acciones de unos niños esperanzados a pesar de la violencia que pulula en los
alrededores, y que tiene como escenario paralelo a la historia central el tema
del reinado de belleza para esta región y que sirve para vislumbrar lo que somos como sociedad, un
país lleno de reinados pero también de problemas de violencia, de radicalismos, de carencia de diálogo entre los adultos y
los niños, pero que a través de esa magia que existe en los diferentes
territorios y que nos posibilita soñar
crearnos otra realidad diferente a la adversa, la de todos los días y
poder pensar que en un futuro podremos ser invisibles y escapar a todas las
realidades a las que este país cotidianamente nos somete. Esta bonita metáfora,
de unos niños que buscan invisibilizarse, retrata la necesidad de poder
vislumbrar otra realidad aparte de esta que a veces es abrupta y cruel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario