lunes, 27 de febrero de 2023

Los niños invisibles, análisis de la obra

 

La película los niños invisibles está ambientada en los años 80 época En dónde está precisa Región del departamento fue golpeada por uno de los desastres naturales más dañinos que haya podido experimentar la población colombiana.

 

El país tiene una deuda histórica con armero y el Tolima. Un territorio que precisa su propio espacio para la memoria y la verdad. 

 

No en vano, los territorios más violentados y empobrecidos del país han sido símbolo de resistencia y resarcimiento mediante el arte y la organización social. Esta obra retrata una generación rural que en medio de las muchas formas que el conflicto ha tomado en el país, sobreviven y sueñan.

 

Quizá hoy, en este espacio, sea propicio recordar que los niños son máquinas de magia, bondad, espontaneidad, inocencia y magia. Nunca han sido ni seràn máquinas guerra.

 

Unos niños que extasiados y obnubilados por la posibilidad de poderse volver invisible, relato que conocieron gracias a la narración y la tradición oral de su región, intentan llevar a cabo un ritual para comprobar dicho prodigio y, sobretodo ver la niña que amaban sin que ella los pudiera ver. Tras esta empresa se inventan miles de pilatunas en dónde la coincidencia, el azar o la propia idiosincrasia dan la posibilidad de que está utopía sea “materializada” pero a través de allí se decanta una realidad social, económica y política, que se mezclan en las acciones de unos niños esperanzados a pesar de la violencia que pulula en los alrededores, y que tiene como escenario paralelo a la historia central el tema del reinado de belleza para esta región y que sirve para  vislumbrar lo que somos como sociedad, un país lleno de reinados pero también de problemas de violencia, de radicalismos,  de carencia de diálogo entre los adultos y los niños, pero que a través de esa magia que existe en los diferentes territorios y que nos posibilita soñar  crearnos otra realidad diferente a la adversa, la de todos los días y poder pensar que en un futuro podremos ser invisibles y escapar a todas las realidades a las que este país cotidianamente nos somete. Esta bonita metáfora, de unos niños que buscan invisibilizarse, retrata la necesidad de poder vislumbrar otra realidad aparte de esta que a veces es abrupta y cruel.

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