El presente trabajo tiene como objetivo establecer los diferentes rasgos
y diferencia existentes entre las posturas de ambos pensadores, de manera
paralela y mediante una metodología comparativa. Esto con el objeto de
dilucidar los aspectos más resaltantes de sus respectivas teorías; para ello,
en un primer momento realizaremos el análisis de cada uno de ellos, para luego
confrontar sus ideas y posturas, finalmente, concluir cuáles fueron sus aportes
más significativos y la influencia que tuvieron desde la filosofía en cuanto al
lenguaje se refiere. Dicha elaboración se desarrollará bajo la mirada de los
textos referenciados en el apartado de referencias bibliográficas.
En un primer momento tenemos a Ludwig Wittgenstein, quién trata de
establecer unas relaciones proposicionales entre los objetos y desde allí, a
través de un estudio lógico del lenguaje, establecer entre los símbolos
aquellas semejanzas o significados que estos tienen, sobre todo uno con
relación al otro y estos con relación a los demás (esto resume la relación
intrínseca entre el juego y las palabras en relación con su significado). “El
signo proposicional consiste en que sus elementos, las palabras, se relacionan
unos con otros de manera determinada” (Mena,
2013 p.26)
Uno de los principales aportes
realizados por este pensador consiste en comprender que el lenguaje puede
estudiarse a través de estructuras, pero estas deben subdividirse para poder
llegar al significado central de las palabras y todo el fenómeno simbólico que
ocurre a través de ellas, así como los imaginarios que le son propios,
obedecen a la forma cómo culturalmente
los concebimos y por ende los nombramos, desde allí la relación que establece
entre filosofía y lenguaje.
Una proposición es verdadera cuando se corresponde con la realidad,
cuando la representa, en esta relación subyace un punto común entre el mundo y
el lenguaje: la lógica, que al mismo tiempo cobra un matiz particular, pues
aunque es un punto común entre el lenguaje y el mundo no puede asumirse en
rigor como pate constitutiva de algunos de ellos (Mena, 2013 p.26).
Sobre este autor debe decirse que sus estudiosos hablan de un primer
Wittgenstein y un segundo; con esto se quiere hacer un énfasis en la forma como
sus percepciones acerca del lenguaje van sufriendo cambios en la medida que
determinadas acciones en su vida le cambian la perspectiva inicial que tenía;
en un principio observamos a este autor que ve el lenguaje como una figura de
la realidad y que por tanto actúa mediante un complejo mundo de proposiciones
las cuales según sus relaciones lógicas intrínsecas explican la naturaleza
misma de la verdad desde un punto de vista lógico, algo que llamaron
positivismo lógico, el cual busca ser el lenguaje comprobable desde la ciencia.
El segundo Wittgenstein hace referencia a un hombre que observa el
lenguaje como un juego y, las relaciones que se dan a través de nombrar los
objetos, no son más que combinaciones de estos juegos, lo cual significa que
para él la palabra tiene un significado, pero ese significado es a la vez una
relación que existe de este significado con otras palabras, es decir, que en el
juego de palabras para nombrar las cosas unas pueden obtener y derivar sus
nombres y propiedades de otras, y por tanto él dice que son incontables los
juegos del lenguaje. Por lo tanto este pensador asegura que la importancia de
un lenguaje no radica en buscar sus estructuras lógicas sino en la forma cómo
los hablantes utilizan el léxico, las palabras y la relación que tienen con el
lenguaje para nombrar las cosas.
Hablar de Paul Ricoeur es referirnos al estudio del lenguaje a través de
la hermenéutica y de la filosofía. Sus búsquedas están en encontrar el poder
del símbolo a través de la expresión del pensamiento. Es por ello que para este
pensador la filosofía, pero principalmente la metodología hermenéutica, es
aquella encargada de develar los problemas del lenguaje, los cuales él piensa
que están cifrados en esa extraña amalgama entre la razón y la mística, es
decir, para él el lenguaje es una forma lógica de explicar todas las
sensaciones que tiene el ser, las principales preguntas sobre su existencia,
las razones que lo tienen sujeto al presente y a la vida, preguntas como esas,
según nuestro pensador, hacen posible que gracias al lenguaje, podemos decir
que este se estructura y se conforma de manera implícita, es decir, que se
convierte en una expresión de la cultura y de los símbolos y la relación que
tiene una determinada comunidad con los objetos y fenómenos que le rodean. El
autor trata de fijar una cierta distancia entre quién escucha y quién habla,
porque para él lo importante es el ser que se expresa en un mundo de símbolos y
de imaginarios que le son propios gracias a la cultura en la cual vive.
El problema del lenguaje no es nada nuevo de la filosofía ni en el mundo
real; de hecho, es el instrumento fundamental de la relación del sujeto con el
mundo, del ser con el ser, y además es la mediación perfecta entre lo subjetivo
y lo objetivo. No se trata de elaborar una rigurosa genealogía ni del término
ni de su contexto, sino del significado y significante para un posible contexto
filosófico (Cordero, 2013 p.4).
Ambos autores observan en el lenguaje la capacidad de representación y
de simbolizar todas aquellas realidades individuales y colectivas que nuestra
cultura ha ido tejiendo a través del tiempo, ambos se preocupan por adivinar o
intuir cuál es la estructura de nuestro lenguaje y bajo qué rutas siguen
ciertos modelos y dinámicas exprsivas, es decir, conocer acerca dellelnguaje
cuál es su búsqueda final y qué le proporciona el lenguaje al ser humano como
medio de referencia entre su realidad cercana y la realidad de su entorno. Pero
se diferencian sus posturas cuando en el momento de buscar la estructura y la
razón del lenguaje se refiere, a pesar que para ambos el lenguaje obedece a una
búsqueda fenomenológica, la forma cómo hallan sus respuestas difieren
metodológicamente.
Para Wittgenstein, sSu búsqueda de lenguaje se centra en la
capacidad que tenemos los seres humanos de jugar con el lenguaje y de adquirir
a través del múltiples formas de representación y de relación que establecemos a
través del lenguaje con las cosas, fenómenos y objetos que nos rodean. Es por
eso que la filosofía debe garantizar la respuesta a los diferentes preguntas y
problemas que surjan en el momento de asumir en el lenguaje una explicación y
una referencia de la realidad en la que se vive. En ese sentido la filosofía
adquiere un papel clarificador entre los conceptos nombres y formas que tenemos
de enunciar sentimientos, acciones y cosas.
El principal hallazgo que hace Paul Ricouer Consiste en combinar la hermenéutica
interpretativa con la descripción fenomenológica, esto quiere decir que sus
búsquedas para responder el lenguaje lo hace desde las motivaciones filosóficas
que tiene el ser para preguntarse sobre las tantas situaciones de su existencia.
Entonces lo que hace es combinar la reflexión interna de textos y el lenguaje
mismo para de esta manera explicar los fenómenos de la existencia y cómo estos
son interpretados, analizados y resignificados gracias al lenguaje, y gracias a
este mismo, adquieren un valor y un poder para una determinada cultura
colectiva o individual.
Para concluir debe decirse que ambos filósofos aportaron desde sus
concepciones a una nueva relación con el lenguaje, es decir, que desde los
imaginarios propios y colectivos y la forma que el hombre adquiere de
interactuar con el mundo que lo rodea le da también la posibilidad de poseer un
lenguaje propio y que éste responda a las situaciones que sólo le son posibles resolver
a través de la relación que puede encontrarse entre el hombre y el mundo
exterior, la cual solo puede darse a través de su lenguaje y este lenguaje
puede estructurarse tanto desde un orden lógico y de relación jerárquica entre
los elementos propios que encuentran su referencia en la realidad. Aunque también se puede desarrollar como un
juego, como la búsqueda de un significado personal o colectivo; estás
teorías nos explican cómo el lenguaje puede estudiarse desde una composición
lógica y estructurada desde sus propias bases y en relación con el orden
jerárquico que tiene el mundo externo sobre nosotros, pero también nos dice que
el lenguaje puede ser fruto de un juego del encuentro y la relación que
establece un individuo con el mundo que le rodea y las formas que tiene un
colectivo de nombrar las cosas de identificarse con ellas y de establecer una
relación
Referencias
Cordero*, W. R. (2013). Paul Ricœur: la subjetividad
como acción y hermenéutica. Cuadernos de filosofía latinoamericana,
18.
Mena, D. E. (2013). Ludwig Wittgenstein . Medellín: Universidad
Luis Amigó.
Tamayo Valencia,
Alfonso (s.f). Enfoques en la filosofía del elnguaje en Ludwig
Wittgenstein . Universidad pedgógica de Colombia
Ricoeur, Paul Fé y
Filosofía (2008). Prometeo Libros
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