lunes, 27 de febrero de 2023

Apocalipsur o de la Medellin que resiste parchando

 

Apocalipsur surge en la historia del cine colombiano como una película que trata de contar la Medellín que resiste desde la bohemia, en medio del dolor y de la crisis humanitaria que entre finales de los 80 y principios de los 90 vivió la ciudad, narra esa otra Medellín, la de la noche, las costumbres citadinas, el emerger de esta ciudad en el  orbe mundial por su epíteto de Muerte, Apocalipsur le llamaban por entonces algunos jóvenes, apelativo fruto de la violencia y las múltiples formas que esta encarnó para que muchos jóvenes de la ciudad fueran víctimas o victimarios, mediante distintos fenómenos sociales que aparecieron por aquel entonces, todos ellos secularmente desde las esferas del narcotráfico que permitieron corromper los valores y esquemas tradicionales  de nuestra sociedad.

 

Más allá del argumento de la película, su atención se centra en los simbolismos, elementos que tratan de darle otra identidad a la Medellín de inicios de los 90s mediante la narrativa de resistencia que tuvieron los jóvenes de aquel entonces, quienes animados por ver florecer una primavera en esta ciudad, a raíz de la muerte y de los distintos fenómenos violentos acaecidos, posibilitaron por encima del peligro latente el arte, el encuentro, la colectividad, elementos que se convirtieron en un lazo de afecto, de unión y de no deshumanización, puesto que la postal que nos queda de la violencia en aquella época está llena de inquietud, zozobra y completamente estática, sin color, sin risa, sin alegría, quizá sea lo trascendente de esta obra : ver la Medellín que caminaba a la par de los balas y de las bombas, esa Medellín que sigue caminando y sigue resistiendo porque la primavera es el ejercicio constante de ver florecer esta ciudad, los niños y niñas, los  jóvenes que se atreven invadir esta selva gris y ocre con sus colores, con sus ideas, con sus sueños y con sus virtudes.

 

Tampoco podemos dilucidar si solamente en la rumba, el encuentro, la palabra, la noche, la música, el arte y el “parchar” como se dice en el territorio antioqueño sean los únicos sinónimos de esta historia, pues a la par que tiene la incertidumbre generada por la violencia se suman conflictos desligados d el amisma como la orfandad, el madresolterismo, el atraso, el hambre rampante, el desplazamiento rural  que llevó a poblar muchas ciudades, el estigma sobre la ciudad y sus habiytantes a nivel mundial, un síntoma de este enorme dolor que ha cargado la sociedad en la ciudad de Medellín y que responde a  catalizar esos rasgos distintivos que se convierten entonces en una especie de anestesia que se necesita  para pasar un trago amargo, para livianar todas las cargas emocionales y físicas, por esta razón también se convierte la película en un canto de resistencia y en una sensación de no derrota y de protesta donde los jóvenes alzaron su voz con el arte, con el encuentro, con la música, decir que podían seguirse reuniendo y podían seguir construyendo una ciudad de primavera en medio de las balas, de la muerte y el miedo del que se apoderó nuestra ciudad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

La estrategia de la uniòn. Análisis de la estrategia del caracol

    La estrategia del Caracol se convierte en el carpetazo que le da fin a una de las tantas expresiones que desde mitad de siglo pasado...